Hablar de las bellezas naturales, contar las riquezas culturales, la idiosincrasia y la convivencia con aquellos compatriotas con quienes pasé tres meses de mi pasantía rural como médico recién recibido, hacen de este escrito una obligación de mi parte.
Desde luego es indiscutible el aislamiento geográfico de la región, los tres días de travesía a bordo del Aquidabán para llegar a la capital departamental -porque con 40 milímetros de lluvia clausuran la única ruta de acceso- hacen desde el inicio de esta pasantía toda una aventura. Recorrer los tortuosos brazos del río Paraguay con sus paisajes, sus carpinchos en la orilla, conocer los puertos de nombres poco paraguayos como Sastre, Pinasco, Leda, Mihanovich o Casado, todos con tanto peso en nuestra historia, y ni que hablar de Fuerte Olimpo, el antiguo Fuerte de Borbón fundado allá en 1792. Más de dos siglos son los que se viajan sobre el Aquidabán en solo 3 días, es aunque no parezca toda una maquina del tiempo. Existe una indiscutible incongruencia del tiempo aquí, con el meridiano que pasa sobre Asunción.
Es casi paradójico ver que todos los puertos sobre el río Paraguay pasando la desembocadura del Apa están a su margen derecha, y son mas de 20 excepto uno, Puerto Murtinho, puerto que me toco conocer cuando estuve trabajando al frente, en las poblaciones de Carmelo Peralta e Isla Margarita, digo paradójico, porque es increíble cómo este apéndice perdido en el imperio verde, a parte de ser la única población brasilera a la margen izquierda del río hasta la próxima: Corumbá, a casi 400 km aguas arriba, posee una infraestructura en todos los niveles que para nosotros seria incomparable. Es penoso contar para mí, que siendo el único médico paraguayo a cientos de kilómetros a la redonda, en todo este periodo no pude practicar mis conocimientos sobre parto y erre-enes porque todas y sin excepción iban a parir del otro lado del río, era y sigue siendo una desgracia nacer sobre la margen derecha de este río, desgracia que también la comparten los ayoreos de la zona, y desgracia que se sintió más después de los últimos acontecimientos de persecución a las “facendas brasiguayas” por el ministerio del medio ambiente nacional, en donde las autoridades de Murtinho tomaron las represalias contra todos los paraguayos que se arrimasen a su orilla, clausuraron todo tipo de ayuda y ningún tipo de urgencias recibían en sus hospitales. El habitante de Carmelo Peralta, conociendo ya sus miserias, no sabía ni porqué ni cómo sucedía este cierre fronterizo. No les llega ningún periódico paraguayo, ni el Popular –que se vende a 10 mil el de 1 semana de atraso-, no conocen ningún canal paraguayo y en sus radios suena todo el día la samba, choti y el bandeirâo, ah!, y en el tema de la fiebre aftosa obviamente es el paraguay el que siempre tiene la culpa. Hay que destacar que aun así, el idioma guaraní es el bastión cultural, es el español el que tiene que ceder ante el portugués, conste que encontré mejores hispanohablantes en las comunidades de ayoreos en Tiogai, Kuka-ani o Guidaychay que en cualquiera de los dos barrios de Carmelo Peralta. Es sorprendente como el guaraní sobrevive a toda esta intrusión cultural extranjera y desidia de lo nacional.
Viajar hasta Bahía Negra es maravilloso, nunca imagine que el paisaje infinito en palmas y karanda`y estuviera interrumpido por aislados y colosos cerros que tocaran la ribera del río creando espectaculares cuadros. Sarcásticamente el más grande de todos ellos, Pâo de Azucar, se encuentra a la margen izquierda al igual que la mayoría de los carpinchos, guazúes, y yacarés. Hasta picar un pacú era más probable desde la orilla brasilera.
En Fuerte Olimpo está el hospital regional, supuestamente una unidad sanitaria de de complejidad autónoma, después de haber vivido en piecitas de 3 x 3 con el nombre de puestos de salud, me imaginaba que allí trabajaría con mas seguridad o por lo menos un poco mas ceñido a lo que dicen los libros. No hay Radiografías, no hay un laboratorio decente, no se hacen cirugías ni de las más mínimas, y la atención no es gratuita, o sea, a parte de ser pésima y miserable, se paga. Encima, uno debe convivir y manejarse con los remedios yuyos, ya que mandar traer un medicamento de Asunción es toda una odisea, y además los yuyos son un poco distintos a los de la región oriental, todo esto me llevó a confiar en lo que me decía el Chaman Mateo de Isla Alta o Ña Ñeca en Fuerte Olimpo y en dejar un poco mi libro de Medicina Interna. Entre otras cosas comprobé que el Quebracho Blanco, como tesitos, es muy buen hipolipemiante y baja el colesterol maravillosamente.
La imposibilidad de tener agua tratada los condena a tener periódicamente epidemias de gastroenteritis, sean chamacocos, ayoreos o paraguayos, quizás por eso la mortalidad infantil se presente todavía bastante alta en el departamento, pero en mi experiencia, donde forje una pequeña casuística, son las infecciones respiratorias - la neumonía - las que llevan el primer lugar. La tuberculosis es la asesina silenciosa y se va como enquistando principalmente en las comunidades indígenas. En un sondeo de más de 90 baciloscopias con ayoreos sospechosos encontramos un 4 % de positividad pero clínicamente eran más del 12% los que debían entrar al programa de tratamiento, el cual gracias a dios es gratuito pero muy tedioso y difícil de que lleguen a culminar por lo prolongado y restrictivo en ciertos aspectos. Todo esto crea un círculo vicioso, en donde como sabemos el bacilo crea una resistencia que lo vuelve mucho más contagioso y virulento, sumado esto al hacinamiento en que viven las comunidades ya no solo indígenas, y la suma de todos estos factores hacen de esta situación una gran bomba de tiempo. La Sífilis también, al no haber estudios especializados para reconocerla, la cantidad de abortos espontáneos y de nacidos muertos es sospecha de esta enfermedad, tan fácil de curar hoy día. Algo impactante fue el alcance y aceptación que tenían los métodos anticonceptivos, inyectables principalmente, en donde principalmente las indígenas en una alta proporción lo utilizaban.
La alimentación tiene un grado altísimo de proteínas y grasas, lo bueno es que por lo menos son grasas insaturadas porque la mayoría de las carnes que consumen son silvestres, principalmente los indígenas. El consumo de fibras obviamente es mínimo, poco o nada de frutas ni verduras, que quienes las desean deben esperar al milagroso Aquidaban que les acerque la escueta variedad de vegetales a precios bastante excedidos. Rompen la regla los indígenas que gracias a dios si son buenos recolectores, pero porque también otra no les queda. Es decir, son los paraguayos los que poseen el riesgo cardiovascular más alto, encima de todo esto, el uso de la sal iodada, que se tomaron muy en serio, es otro factor que en su abuso, ya casi cultural, incida en las estadísticas de infartos de cualquier tipo y de la mayor proporción de hipertensión arterial en esta gente.
El hacinamiento en el hogar es la constante, es común que 2 o más familias vivan en 2 o 3 habitaciones. El símbolo de la edificación y el progreso es el karanda`y con el cual se construye todo lo imaginable, es el que les trae la luz para la noche, el teléfono para su encierro.
Fueron tres meses, 120 días de recorrer y vivir en el departamento más grande del Paraguay y quizás el más pobre, en donde ni las estadísticas entran, por lo tanto ni pueden hablar de él, el más aislado, en donde dicen que son chaqueños pero su cultura y su vida se centra en las aguas del Río Paraguay, mirando hacia Concepción, en donde dicen que son paraguayos, pero su economía y también su vida se centran en lo que pasa en Matogrosso do Sul.